COMENZANDO DE NUEVO || ANNA

Cambios, que irónico, toda una vida acostumbrada a ellos, a los giros y también los improvistos, pero aquella carta no lo vio venir. Aún era perfectamente capaz de recordar cada letra, como tras la serie de sucesos ocurridos, se tomó la decisión de los directorios de generar un cambio en la estructuras de las fraternidades. Claro, lo que nadie quiso decir directamente era para saber el estado actual del manejo interno de cada una, la tranquilidad de sus miembros como también su comodidad, sí, una serie de papeles que termino por notificarle su “Agradecimiento por haber desempeñado el papel de líder en Lambda, por ya un año, pero ahora también se le solicitaba el cambio de mandato producto de la inconformidad de los miembros”.

Una sombría media sonrisa se dibujó en su rostro, ni siquiera expreso alguna molestia o su propia frustración, no, el ruso de 1.95 de altura, no dudo a la hora de comenzar a ordenar sus cosas, empaquetarlas y sacarlas de lo que sería la habitación de la cabecilla lobuna, sí, realizo todo sin generar una revolución. Lo que no espero es lo que se comenzó a presentar, la baja de varios miembros, incluso el mismo viendo un tiempo de comentarios, manifestaciones de aprobación pero… solo un par de personas, propios lambdas, que mostraron su apoyo a su persona, más los demás… era como si jamás hubiera entregado su tiempo por ellos, por aquella casa que ahora al fin contaba con los implementos básicos para ellos y su propia comodidad.

Pero las cosas comenzaron a tornarse más desagradables conforme pasaron los días, la ira, la frustración, el malestar se clavaba en su pecho cual espina, impidiéndole mantener aquella calma en su persona tan característica. Por eso fue que llegado el momento, sencillamente salió de la fraternidad, de la casa en si, alojándose en un hotel, nuevos aires para mantener su cabeza en paz, en harmonía, pero… un mensaje de cierta morena logro volver a centrar su atención en aquel entorno, aceptando su invitación, aceptando que pasara por él para ahora, justamente estar en su departamento.

Muchas cosas habían estado sucediendo en todo aquel tiempo, pero una de ellas, la que ahora le entregaba la ansiada tranquilidad, era ver dormir a aquella morena a su lado, envuelta en las sabanas descansando tranquilamente. Balthasar se levantó, caminando a la cocina encontró en la lacena un ejército de chocolate, malvaviscos, y otras golosinas… negó lentamente y tomando unas jarras, preparo un poco de chocolate caliente, el cual no dudo a la hora de llevarlo a la habitación para dejarlo en el velador de Anna, se inclinó besando sus cabellos y regreso a su lado de la cama, teniendo aquel cálido dulce entre sus manos, porque definitivamente… necesitaba cambiar de aires, y esa era la única verdad.

Demasiados cambios estaban sucediendo a su alrededor, cambios que les empujaba a empezar algo nuevo, algo diferente a lo que estaba acostumbrada a vivir, si bien no era de aceptar tan fácilmente este tipo de cosas, estaba aprendiendo a sobrellevar las situaciones y sabia que nada se quedaba inerte, que siempre iba a haber ese tipo de situaciones y que de ellos iba a depender como tomarlos, “tiene que ser para bien” se decía a si misma cada que se presentaba con ese tipo de situaciones. El cambio mas grande del cual se había percatado en las ultimas semanas, no le afectaba directamente a ella, era solo algo colateral, pero si afectaba mucho a alguien a quien no solo le tenía un aprecio si no que en los últimos meses habían estado compartiendo mas de una noche juntos.

Estaba preocupada por él, tanto que aunque quería darle su espacio, su lugar para que tomara las cosas con calma no podía ella ahora estar tranquila por estar pensando la situación y como es que la iba a manejar, Balthasar era alguien bastante especial para ella y no iba a dejar que pasara todo aquello solo, cuando se entero por boca de otros el cambio de liderazgo, su primera reacción fue una gran molestia e ira, si así lo sentía ella, sabia que Baltho pasaba por algo similar y mucho peor pues era un afectado directo, por eso decidió que lo mejor era que estuvieran juntos, tenia su departamento así que ¿Por qué no sacarle provecho? , le invito a que estuvieran allí la semana en lo que las cosas se calmaban.

Fue por aquella noche a un hotel, no tenia porque estar en ese sitio si ella tenia un lugar donde podían estar juntos, no lo invito a Sigma porque sabia que no iba a pasar, uno porque seguramente el no lo aceptaría y dos, probablemente seria incomodo para la sororidad que un chico estuviera allí. No hablaron mucho esa noche, no era necesario, pero si terminaron durmiendo hasta bastante pasada la noche.

Cada que Balthasar estaba cerca de ella, Anna dormía profundamente, se sentía tan feliz, tan cómoda, tranquila y era el mejor sitio en todo Miami para pasar cualquier noche, o si se iban a Timbuktú, sabia que dormiría de la misma manera siempre y cuando estuviera en sus brazos.
Aquel delicado beso sobre su cabeza le hizo moverse, toco con una mano el espacio vacío de la cama y se giro al contrario para encontrarse con aquel rostro que le hacía babear –Buenos días ¿Por qué no te puedes quedar quieto un segundo para despertar juntos? – pregunta con una sonrisa mientras enreda su cuerpo en las sabanas de seda, sentándose en la cama – oh… ya veo la razón, entonces olvídalo… sé por qué no puedes estar más tiempo en cama – sonríe al ver la taza de chocolate a su lado, le hace un espacio en la cama para que este se siente en ella – Me encantan las mañanas así, despertarme y verte aquí ¿te sientes mejor? – extendió su mano para acunar su mejilla en este.

Ciclos que llegan a su fin, cambios que vuelven a ser necesarios y que en el fondo, por más que pensara en ello, era consciente de la importancia de aquella fraternidad para sí mismo. No era un asunto de mantener su mente ocupada dirigiendo, no, era seguir viviendo cada momento dentro de Lambda, con sus risas, sus elocuencias he incluso aquellas conversaciones momentáneas y que pasaban de un tema a otro. Miro por un segundo a la morena a su lado, sabía que algo le había mencionado Anna, pero era incapaz de prestar atención a esos detalles mientras seguía navegando en aquella balsa de tranquilidad.

Pero sí fue capaz de sentir aquel suave toque, en donde sus orbes volvieron a fijarse en las ajenas, esbozando una pequeña sonrisa en sus labios. –Depende de la definición que ocupes, como “bien”.- Medio sonrió, suspirando y negando suavemente.- Aun estoy molesto, pero soy capaz de pensar con mayor frialdad las cosas.- Termino por responder el ruso, dando un sorbo a su propia taza, dejando que el calor de aquel liquido abrazara su propio estomago.- Aún no me has respondido como te has enterado, pero si debo agradecer el que me recogieras.- Pronuncio el varón, sin apartar sus orbes de las contraria, quizás no fueran grandes palabras, quizás aún existieran interrogantes por resolver, sí… pero la rápida respuesta de Anna, su accionar le confirmaba que podía contar con ella, podía sentirse tranquilo… aunque… aun no terminara de explicarle ciertas cosas de su propia vida, o incluso, su propio pasado.

-Tomate el chocolate caliente, sino se va a enfriar.- Y se giró, para así tomar el móvil de la mesita de noche. A pesar que hasta ese momento, lo había apagado, lo encendió. – Si te dijera, que estoy pensando que lo ocurrido en lambda, es quizás mi oportunidad de sencillamente dejar Miami, ¿Qué pensarías?.- Y ahora era él mismo, quien se giraba para observar a la morena, dejando tu teléfono sobre la cama, entre ambos, dejando que cada aplicación se actualizara… aunque la única verdad era, que si estaba pensando en dejar Miami, regresar a Londres, comenzar como bien le habían mencionado en una ocasión, de nuevo, el asunto era… hacerlo o no.

Adoraba esas mañanas, adoraba saber que no estaba sola en su departamento y mas que la soledad le encantaba poder compartir cada momento con él, no era del tipo codependiente si no porque disfrutaba de su persona y en esos momentos lo tenia solo para ella y solo lo compartía con Zaria y Goldie. Le sonríe con gran ternura y no deja de observar los ojos del Ruso, en esos momentos sabia que estaba completamente enamorada de él, pero no lo había dicho, probablemente el ya lo había notado o tal vez no, pero Anna aun no quería decirlo abiertamente.

Se acomodo en la cama y dejo que sus cabellos cubrieran parte de sus hombros y se agarraba a la taza de chocolate que le había preparado, por dios, estaba deliciosa como todo lo que el hacía, seguramente a esas alturas ya había subido un poco de peso. Despabilo de su cabeza aquellos pensamientos para escuchar lo que le tenía que decirle en esos momentos –Bueno, ya sabes que ese tipo de cosas no se quedan en las personas, había rumores y bueno no fueron la única fraternidad afectada – No quería decir que aquello se había hablado en Sigma en cuanto llego el rumor en la fraternidad. –Son cosas que no se quedan en un solo sitio y bueno, aunque no estaba segura de que fuera cierto, quería estar contigo en estos momentos– extendió su mano para acariciar su rostro con ternura y hacerle sentir que pasara lo que pasara ella estaría a su lado apoyando.

Tomo un gran sorbo de su chocolate mientras lo miraba moverse, sabia que no le estaba diciendo, se quedo con la taza en los labios sorprendida por lo que decía, bajo lentamente la taza y relamió sus labios pensando bien lo que iba a responderle y no tardo mucho en decir lo que pasaba por su mente. – Bueno, estas en tu derecho de querer irte, la situación probablemente te empuja a hacerlo, pero creo que deberías quedarte y demostrar de que estas echo, aunque no a ellos, ellos se lo pierden– aclaro su garganta y sonrió – ¿cuándo nos vamos? –pregunto con seguridad pues si el se iba, sin duda ella estaría a su lado.

Tal vez era demasiado, pensar en irse con el cuando ni si quiera le había invitado y seguro el se quería alejar de todo aquello pero Anna no quería dejarlo irse solo –No quiero que te vayas eso es obvio pero… si en verdad es lo que quieres hacer, te voy a apoyar en ello, claro que se que no es necesario que yo te diga lo que deberías de hacer o no… es solo que… eso, no quiero que te vayas y quiero que te quedes en Miami, conmigo. –

Rumores, aquella institución, como también las fraternidades que componían la comunidad de Miami, era lógico pensar que tendrían una red de información, pero aunque la morena había respondido a su interrogante, en el fondo… sentía que no estaba siendo del todo clara con él. Pero no iba a iniciar una discusión, por algo que quizás ella misma, pensaba que era mejor no mencionar, los rumores siempre eran iniciados por alguien, y él en realidad quería saber quién fue la persona que llego con la noticia a Sigma.

Cerró sus ojos un momento, sintiendo aquella caricia sobre su piel, un simple toque…un calor compartido, ¿increíble no? A pesar de todo lo vivido, verse en aquel punto, lo dejaba sin palabras, su cabeza únicamente funcionando de la manera que estaba acostumbrada, razonando fríamente. Pero fueron las palabras de la morena, lo que ocasionaron que fijara sus orbes en las contrarias, ella hablaba segura, firme en sus pensamientos, pero aunque fuera honesta, iba existiendo algo más allá de lo imaginado, una media sonrisa curvo la comisura de sus labios.

-¿Piensas que estoy huyendo?.- Exclamo divertido ante aquella idea, rodando sus ojos y negando lentamente, giro su cuerpo para así ponerse de pie, dejando la taza de chocolate sobre la mesa de noche. Ahora bien, no se quedó quieto, rodeo la cama de la Sigma, para así volver a sentarse del lado de ella, sujetando la taza ajena y dejándola tal cual hizo con la propia, en la mesa de noche de Anna.- ¿Realmente dejarías todo por mí?.- Inquirió el ruso, mirándola fijamente, al tiempo que acomodaba el cabello de la fémina, tras su oreja, acercando su figura a la de ella.- Dime, ¿Qué pasaría si te dijera que pienso comprar un par de boletos, y llevarte conmigo a algún lugar de este mundo?.- Palabras que podían marcar un comienzo, palabras que podían guiar sus propios caminos o sencillamente dejarlos donde iniciaron, cada uno con su vida. - ¿Lo aceptarías sin dudar? ¿Por qué?.- Inquirió, dejando que sopesara todo, mientras las manecillas seguían avanzando, lentamente.

Abraza con sus dedos la taza entre sus manos y se queda observando a Baltho, estudiando cada uno de sus movimientos y tratando de adivinar lo que pasaba por su mente, pero aquello no iba a funcionar, era muy bueno escondiendo cosas o guardándose para si mismo estas y siempre le había dado su espacio en aquello y esperaba a que el decidiera contárselo y si así tenia que esperar un mes o más tiempo lo haría porque respetaba su decisión de querer guardarlo para sí mismo.

Asintió con la cabeza en respuesta a aquella pregunta – Es mi percepción y creo que sí, creo que prefieres estar lejos de esta situación y evitar que te miren y señalen, no porque te importe lo que digan, si no porque así es la gente y quieres no darles gusto en nada, pero como dije antes de explicarme es solo mi percepción – eso era lo que ella creía y sabia que le diría el si estaba bien o estaba completamente errada, le siguió con la mirada y giro un poco su cuerpo cuando rodeo la cama, solto la taza y se le quedo mirando a los ojos, no dudo un solo instante en responder esas preguntas.

–Claro que lo dejaría, no necesito pensarlo ¿quieres que haga mis maletas? Es más, solo me cambio y arreglamos a Zaria y Goldie y nos alejamos de aquí si es lo que realmente quieres – nuevamente llevo su mano a el rostro de Balthasar, con ambas acaricio sus mejillas y sonrió sonrojándose un poco por lo que iba a decir, era la primera vez que iba a decir algo como aquello y de frente –¿Por qué? La respuesta es sencilla y obvia, Te amo – y es que amaba a la persona que tenia enfrente, sabia que aun había muchos detalles que no conocía de él, pero no le importaba.

– Tal vez creas que he enloquecido o que soy intensa pero, si, te amo y wow, que bien se siente decirlo– le mira a los ojos fijamente sin dejar de sonreír –y si quieres que nos vayamos, lo hacemos, punto. –

Palabras cargadas de significado, suposiciones que quizás pudieran llevarla a comprender su propio accionar. Pero aunque lo explicara de aquella forma, aunque él mismo mantuviera toda su atención en aquella explicación, sabía que no era toda la verdad. ¿Pero cómo decir, que lo que le ataba y retenía en Miami era su responsabilidad con los lobos? No, más bien, era su obstinación en aferrarse en aquella parte humana, que aún seguía preocupándose por quienes le rodeaban. Sí, Balthasar era bastante consiente, que como dejara Miami, como dejara de preocuparse por aquellos chicos con los que convivía, ya no tendría motivo alguno, para mantener aunque sea un porcentaje de humanidad en sí mismo…. No cuando caminaba entre las sombras, no cuando la sombra de su padre aún no estaba erradicada por completo.

Pero no era como si pudiera explicarlo, abiertamente sin traer consigo grandes consecuencias. Una de ellas, era ver involucrada a Anna en esa parte suya, ese lado, que era consiente que ella conocía, no del todo, pero sabía perfectamente que algo no le estaba contando. Respiro hondamente, sin apartar sus orbes de las ajenas, viendo aquella resolución en sus ojos, aquella determinación de no dudar de ir a con él, de partir a cualquier punto del mundo… un sentimiento, una verdad que no había sido expuesta en palabras, una realidad… que iba tomando forma.

-Aunque las respuestas sean sencillas, no son más que ideas, hasta que son puestas en palabras.- Respondió el ruso, sin apartar la vista de los ojos contrarios, alzo sus propias manos, tomando con gentileza las contrarias, para así bajarlas suavemente y medio sonriendo burlón.- Al final terminaste diciéndolo tú primero.- una risa broto de sus labios, jalando a la morena contra su cuerpo, soltando en aquel segundo sus manos, para así ser sus labios los que aprisionaran los contrarios, la beso, no dudo, no… ¿cómo hacerlo cuando contemplaba aquel brillo decisivo en su mirada? No lo pensó, sus brazos envolvieron su figura, apegándola a él, mientras iba apoderándose de su boca, recorriéndola en aquel beso compartido.

-Aunque deje Lambda, ahora sé que contigo, tampoco perderé parte de mí mismo.- Susurro sobre sus labios, dejando que volviera a respirar, y él mismo, soltando el aire lentamente.- Ven conmigo Anna, vamos con Goldie y Zaria, a unas pequeñas he improvisadas vacaciones.- Y la abrazo, ¿cómo no hacerlo? ¿Cómo no querer soltarla? Ella… ella con esa sonrisa, con esa determinación permanecía a su lado, aferrándose incluso cuando desconociera parte de la verdad, pero era precisamente aquella luz que la hacía quererla cada día aún más.

Era lo que ella creía y no sabía si Baltho compartía ese mismo pensar, pero la manera en la que se movía y hablaba ella podía creer que sí. Podía ver cómo es que parecía debatirse en la conversación, le sonrió respetando esa platica que mantenía hasta que le dijo esas dos palabras que le hacían sentir tan bien. Sonrió mirándole y sintiendo una gran libertad después de haber dicho esas dos palabras, si lo amaba y se sentía tan bien poder decírselo, se quedó mirándole no esperaba que le respondiera lo mismo puesto que le conocía y se lo diría en algún otro momento o a su manera y eso no importaba. – tienes razón y a veces a mi me gustaría saber todo lo que se cocina en esa cabeza, si tan solo pudiera dar un centavo por cada pensamiento tuyo, creo que terminaría vaciando mi cuenta bancaria, pero no me importaría – suspiro mirando a sus ojos, era tan fácil perderse en ellos.

Bajo sus manos con las de él, pero su vista se mantuvo fija, sonrió y negó con la cabeza . – debo seguir con lo que comenzó, yo fui la que te invito a salir, así que creo que era lógico que yo iba a ser la primera en decirlo ¿no crees? – sus mejillas estaban sonrojadas pues aquello era algo que pensó que no se repetiría, Anna había sufrido demasiado con aquella relación amorosa en la cual había estado envuelta hacia ya un par de años y si, era bastante fatalista al pensar que no volvería amar, pues allí, frente a ella se encontraba la persona que se lo había ganado. Apenas termino de hablar cuando se vio interrumpida por sus labios, no se quejaba porque deseaba pasar así todo el tiempo, recorrió con sus manos la espalda de Balthasar mientras aquel beso la derretía por completo.

Se aparto de sus labios justo en el momento que el aire comenzaba a acabarse dentro de ella, pero si sucumbía así, seria la muerte perfecta, abre sus ojos y su mano izquierda acaricia el rostro de Balthasar y acaricia los pliegues de su piel alrededor de sus ojos, sonriendo como tonta . – No dejaría que te perdieras – respondió casi a ciegas, porque, aunque no conocía gran parte de su historia y esperaba conocer . – Vamos– le dijo mirándole a los ojos, no necesitaba que le dijera un sitio, con el simple hecho de saber que estarían juntos los cuatro, no le importaba su destino. Ciegamente ponía su confianza en el y estaba segura de que no le decepcionaría de ninguna manera.

Le abraza con fuerza y lo hace con fuerza, esa pequeña muestra de afecto le encantaba, la adoraba a decir verdad y no quería que esos momentos se acabaran . – ¿Qué te parece si llevamos la camita de Zaria y Goldie que tenemos aquí? Digo, ¿para que perder tiempo? Aquí tenemos lo básico y necesario para ellas, hay uno que otro cambio de ropa tuyo o podemos comprar a donde sea que vayamos, pero hagámoslo ahora mismo, porque quiero ver esa sonrisa que me encanta ver en tu rostro y si eso te hace bien, hay que hacerlo cuanto antes–

¿Por qué sería que el mundo estaba constituido por grandes ironias? Quizás no fuera la manera más simple de ponerlo en palabras, pero, si solamente se enfocaba en aquella interrogante, la respuesta parecía más sencilla de lo que esperaría en realidad. ¿Y por qué pensaba aquello en aquel momento? Sencillo, porque para aquel ruso, su vida, el camino que estaba recorriendo en este momento, solamente lo hacían sumergirse en oscuras aguas, tenía la respuesta a sus acciones, era consiente de como las sombras iban envolviéndole… y aun así, aun con aquel conocimiento en su cabeza, no dudaba a la hora de dar cada paso.

No lo hacía… hasta que se encontraba con la mirada de aquella morena, aquel brillo en sus ojos, esas emociones que la impulsaban día a día, a realizar cada una de sus actividades. Luz y oscuridad, una luz que poco a poco, comenzó a acostumbrarse a ella.

Una pequeña risa, ronca vibro en su pecho, negando suavemente tras escuchar sus palabras.

-No solo tengo unos cambios de ropa, también traje mis cosas anoche, cuando pasaste por mí al hotel.- Exclama el ruso, medio sonriendo.- Así que mientras yo pido que nos recojan en un rato, tenemos que ordenar todo, también tienes que llevar tus documentos he informar a Sigma, no?.- Menciona el ruso, besando sus labios, antes de ser él que ahora acariciaba su mejilla con su pulgar.- para sacar a Zaria y Goldie, necesitamos sus papeles también, ahora si termina tú chocolate caliente, en lo que yo reviso los vuelos disponibles.- Menciona, mientras se pone de pie, girando su cuerpo, fue a buscar sus cosas, revisando el móvil en el trayecto, su pasaporte lo traía consigo, una maleta con lo justo y necesario, también antes que todo, necesitaba definir al lugar que asistirían, donde marcharían para estar solamente ellos… para conversar, y también tomar las decisiones que formarían lo que podría ser su futuro. Es por eso que el ruso se sentó en el sofá de la sala, bebiendo de su taza, en lo que iba revisando en su móvil los distintos destinos que podía acceder aquel día.

No era movida por su impulsividad o su inocencia, no, si la morena respondía aquello era porque realmente quería estar con el y no había nada mas que le importara en aquel momento. Una emoción latente cabía en su pecho y el saber que irían juntos a algún viaje le emocionaba, aunque este fuese unas horas o un par de días. – Como solo vi una maleta, pensé que solo traías lo básico, pero creo que lo básico para ti y para mi difiere de muchas maletas más –decidió hacer una pequeña broma al respecto de su propia ropa y lo que ella llamaría como básico.

–La documentación importante la guardo aquí, en la caja fuerte, así como la cartilla de Goldie, se suponía que me la iba a llevar para tenerla en Sigma pero me entretuve con otras cosas y creo que termine olvidándolo, probablemente vi tu sonrisa y si, ese efecto tienes – sonríe con ternura al sentir su mano sobre su mejilla, cierra los ojos disfrutando de aquella caricia. Se estira para tomar la taza de chocolate y le siguió con la mirada, le encantaba como es que se desenvolvía con aquella naturalidad en su departamento y como es que ese sitio era tan suyo como de él. No se había imaginado ese momento, esas acciones, como algo que para ella era sagrado, su hogar, se permitiría ser invadida por dos seres vivos más, tanto Zaria como Baltho parecían disfrutar de aquello.

Tomo con ambas manos la taza disfrutando de aquel delicioso chocolate, su mirada estaba fija en como es que Balthasar se concentraba, seguro que estaba buscando el sitio al cual irían y ella solo estaba allí, mirándole como una tonta mientras bebía aquel líquido. – Me encanta verte tan concentrado – decide romper el silencio y se pone de pie dejando la taza en la mesita y colocándose la bata que yacía sobre los pies de la cama y se dirigió a la caja fuerte para sacar la documentación.

–Y…. ¿ya tienes idea de que sitio nos vendría bien? – saca los documentos y los pone sobre el escritorio donde tenia su laptop, camina en dirección a su closet el cual abre las puertas de par en par – Tengo muchas ganas de ir a la playa, sé que aquí en Miami hay unas geniales, pero… quiero que nos alejemos de aquí y disfrutemos de algunas olas en…– se quedo pensando en los posibles sitios que podrían visitar.

Vuelos organizados cada 30 minutos, ¿cómo no? ¿Cómo no estar llegando de manera constante a una zona turística de ese nivel? Pero lo que él realmente comenzaba a buscar, era una ruta que los llevara un tiempo lejos de todo eso, lejos de Miami, lejos de su gente… incluso de quien era en la actualidad. Y eso lo regresaba a los cuestionamientos del principio, ¿Realmente podía dejarse llevar por la luz que irradiaba la morena? ¿Era realmente seguro involucrarla con su propia existencia? Sí, quizás fuera ilógico que llegados a ese punto, cuestionara su propia situación, pero, ¿cómo no hacerlo cuando aun cuando te negabas a ti mismo, una parte seguía siendo protector?.

Quizás lo que realmente necesitaba era un tiempo donde poder pensar, un tiempo en donde analizar las variantes para así tomar una decisión, y ahora que había sido destituido de su cargo en Lambda, tenía la absoluta libertad de realizar cuanto quisiera. Y comenzaría con un viaje.

-Tranquila, ¿Quién imaginaria que tendríamos la misma idea?.- Respondió con tranquilidad, mientras ladeaba una media sonrisa, sin despegar sus ojos de la pantalla. Fue entonces que encontró la mejor ruta, ahora tenía que buscar el alojamiento. Se puso de pie, sacando su portátil del interior de su maleta, ahora lo que tenía que hacer era tener mayor libertad mientras iba ajustando cada uno de los detalles.- Pienso que deberías comenzar a escoger que ropa llevar.- Exclama el ruso, ¿cómo replicar una situación clásica? Y claro que tenía experiencia en ese aspecto, sus anteriores relaciones… incluida ella… tenían la base del armario de casi dos cuartos juntos, no es que le molestara, pero estaba de cierta forma acostumbrado aquello.

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Y es que mientas las horas comenzaban a transcurrir, él había completado todo lo necesario, por eso es que dando un último repaso a lo que tenían que llevar por obligación, acaricio las orejas de zaria, sonriéndole. Estaba tan tranquila, y aunque ya la había llevado consigo a algunos viajes exprés, ahora sería toda una nueva experiencia para ella.- ¿Lista? El uber ya debe estar por llegar.- Exclama el ruso, mientras iba tomando un par de maletas de la morena.- Y nuestro destino va a ser México.- Le explico, medio sonriendo, Zaria estaba a su lado, moviendo su cola mientras miraba tanto a él mismo, como a Goldie, avanzo a mismo tiempo que comenzaron a dejar el departamento, sí, ahora, era tiempo de ser egoísta… era tiempo de velar por sus propios intereses; y uno de esos era justamente aquella morena.

Con gran rapidez comenzó a moverse, aunque no sabía bien a qué sitio se iban a dirigir estaba pensando ya qué ropa era la que iba a llevar y cuando menciono que seria la playa tomó unos cuantos vestidos, pero aun sin que le confirmaran cual sería la locación final. Sonrió cuando escuchó que aquello era un acierto entonces comenzó a rebuscar entre sus ropas lo que se llevaría mientras que Balthasar se encargaba de la reservación de los boletos. –Hey, tranquilo que si no se la locación no puedo elegir la ropa así que sin presiones corazón –comenta con gran diversión al escuchar la indicación de ir buscando ropa, claro que ya sabia lo básico para el viaje comenzó a organizar su ropa, cosa que fue bastante fácil por el orden que mantenía en su closet.

De la misma forma comenzó a organizar las cosas que Goldie y Zaria, todo listo para un viaje donde pasarían buenos días y ver aquel brillo en los ojos de Baltho le indicaba que sería de esa manera. Apresuro sus pasos para tener todo listo en el momento que el ruso le dijera que todo estaba listo, pues ella demostrar su rapidez.

Llevar lo necesario, era una mentira para ella misma pues terminaba llevando más cosas de las que debería de llevar sobre todo porque le gustaba ir preparada por si aparecía algún tipo de situación y pues ella tenía lo necesario. –Ya, ya… todo esta listo – se dijo a sí misma cuando termino de llenar su par de maletas “pequeñas”

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–Pero cuanta seriedad, por dios, deberías de sonreír porque nos vamos a escapar de este sitio y sobre todo porque te he dejado tener el control de la situación, aunque debo de admitir que estoy a punto de quitártelo – bromeo un poco ante la situación y llamó a Goldie para meterla en el trasportín al igual que a Zaria, ambas muy obedientes como siempre. –Las chicas estaremos listas para cuando el uber llegue, así que tranquilo – se acerca a el para dejar un pequeño beso sobre sus labios. – ¡México! Hace años que no pongo un pie allá – exclama emocionada pues sabía que parte de la familia por lado de su padre estaba allá.

– Debo decir… que estoy muy feliz de hacer esto contigo, tener este escape y ser solo nosotros dos – al tiempo voltea a ver a sus mascotas – y ellas obviamente, estamos más que listas, así que vamos, dime cual es el itinerario porque estoy segura que ya lo tienes listo – y eso lo sabía porque de haber sido ella la de la idea, tendría ya preparado hasta la hora de llegada del avión al aeropuerto.

Tiempo… ¿por qué sería que en muchas ocasiones de su diario vivir, era una palabra tan simple pero a la vez tan compleja? Honestamente, si lo pensaba detenidamente, estaba con aquellas ganas de sencillamente dejar todo atrás, por una vez no pensar en nada más que no fuera su propio presente. No, más bien era lo contrario, dejar de pensar en todo lo que pudiera generar un problema, adecuarlo, buscar la mejor vía… sí, estaba tan cansado de todo eso, que justamente ahora estaba saliendo de sus propios parámetros, ¿salir de Miami de esa forma? Claramente era un escape, pero uno que no estaba realizándolo solo, sí, eso cambiaba todas las cosas.

-Deberías comenzar aprender a vivir sin itinerarios.- Exclamo el ruso, únicamente buscando molestarle, en lo que guardaba su móvil, miro como Zaria se acomodaba con Goldie, ambas tumbadas. ¿Sería acaso que incluso ella, presentía que fuera lo correcto? O quizás la verdadera interrogante, era lo sería lo mejor para él mismo. Balthasar se acercó a la morena, sujetando su mentón la obligo a alzar el rostro, inclinándose él mismo y apoderándose de sus labios, besándolos, y apegándola contra su cuerpo.

-Vamos a la playa, al momento de llegar nos estarán esperando para llevarnos al hotel, ya esta todo listo y tú, bueno, no solo vas a tomar sol.- Exclamo, medio sonriente y besándola una vez más.- Vamos, es hora de ir bajando.- Medio sonrío, y fue que se encamino a donde tenían todas sus cosas, las maletas, ¿impresionado por lo rápido que ordeno todo Anna? Más bien estaba tan concentrado en ir sacando las cosas, que si eran pocas o las suficientes, paso a un segundo plano, no, ahora eran ellos los que iban a ir por un avión, junto a sus pequeñas comenzarían aquel viaje… y de esa forma, iniciarían de nuevo.

Alzo sus cejas con media sonrisa, viajar sin un itinerario, no sería algo fácil, pues le gustaba mantener su tiempo ordenado y sin un minuto sin desperdiciar, estaba acostumbrada a hacerlo así desde que era pequeña y aquello, dejarlo simplemente le causaba un poco de conflicto. –Claro que se vivir sin itinerarios, me encanta que me sorprendan siempre y cuando tenga yo las opciones primero, para poder estar preparada – y de esa manera admitía que no trabajaba sin itinerario.

– Te lo he dicho, contigo hasta el fin del mundo, así que si vamos a la playa, vamos donde hay nieve o al desierto, donde sea yo estaré feliz porque estaremos los cuatro juntos y eso no lo cambiaria por nada ni por nadie –Le encantaba la falta de espacio entre sus cuerpos, como estos parecían estar unidos de una manera tan armoniosa, como si fueran la pieza del rompecabezas que encajaba a la perfección. Se fundieron en un beso que la hacia sentir como si fuera agua que se podía filtrar entre sus dedos, se derretía de manera literal.

–Muy bien, es hora de irse, ya tengo todo lo necesario para las niñas en mi bolso al igual que mi pasaporte, si quieres también puedo llevar el tuyo para tener todo listo y junto, se que no llevamos tantas cosas pero es mejor, así me puedo dar el gusto de llevarte de compras – bromea un poco pero ese es el plan que tiene en mente, toma de su mano y lo comienza a jalar –estoy muy emocionada con este viaje. –

Una risa broto de sus labios, sinceramente Anna tenía razón en uno que otro punto, quizás por eso es que habían comenzado a encajar ambos, la manera de organizar las cosas… la manera de sentirse seguros, sin la necesidad de caer en sorpresas que descompaginaran su propia agenda. –Ahora me puedes explicar, ¿cómo puedes disfrutar una sorpresa, si dicho concepto se pierde si estás al tanto de todo?.- Inquirió el ruso con cierta diversión en su voz, miro el trasportín de Zaria y Goldie, sonriendo a ese par que sin lugar a dudas había influido en lo que tenían hoy en día.

Ni siquiera lo cuestiono, le entrego su pasaporte a la morena, mientras se aseguraba de ir llevando las cosas, medio sonrío, asintiendo.- Realmente es necesario, y creo que nuestras niñas están igual de emocionadas.- aseguro, aunque fueran a otro país, aunque tuvieran que dejar aquel continente, sería incapaz de viajar sin Zaria, lo cual para Anna era de la misma forma con su pequeña, ¿alguna vez imagino que llegaría a ese punto? No, jamás imagino que terminaría siendo sacado del cargo de Líder, como tampoco que lograría encontrar la tranquilidad con alguien más, y quizás fuera producto de todo lo ocurrido, pero ahora pensaba más detenidamente en todo eso… en sus propios sentimientos hacia Lambda.

Se aseguró que Zaria y Goldie quedaran bien, antes de subirse en el transporte que fue por ellos. Juntos iniciando aquel viaje, juntos consolidando lo que tenían… y es que una vez llegados al aeropuerto, mientras dejaba a Anna aguardando en la fila de abordaje, fue a comprar un par de cosas. Tendiéndole una botella de agua.- Tenemos los boletos de primera clase, pero aun así me gusta llevar un poco aparte.- Exclamo el ruso, y ahí estaban… comenzando el proceso de abordaje, ingresando al avión, y estando tranquilo que en esta ocasión tanto Zaria como Goldie estarían juntas, ambas acompañándose la una a la otra.- Jamás pensé que dejaría Miami de esta forma.- Exclamo, mientras ayudaba a la morena a guardar su equipaje de mano, y él se sentaba a su lado.- Mi idea, es que seamos capaces de disfrutar este viaje, sin tener todo planeado.- y sujeto su mano, esbozando una sonrisa en sus labios. Sí, justamente esa era la base de todo… ellos, ellos dos y sus pequeñas, en un viaje que quizás podría cambiarlo todo, pero que ahora era tan necesario como el dejar Miami un tiempo.

Si, se le dificultaba bastante el no planear las cosas, pero también sabia que podía dejarse guiar ciegamente por las ideas de Baltho y no sentiría que iría a oscuras, así que podía dejar de lado sus planes, claro que podía. Tal vez debía repetírtelo más de una vez para creer que realmente lo intentaría.

–Puedo disfrutarla completamente sabiendo lo que es o a veces puedo fingir, pero eso solo lo hago con algunas personas, contigo jamás. –aunque sabia que no debía hacer ese tipo de aclaración con él, pero le gustaba hacerlo. –pero como dije, esta vez no planificare me tendré que amarrar las manos o mantenerlas ocupadas en alguien para no hacer mis planificaciones – sonrió un poco y alzo su rostro para dejar un beso sobre sus labios.

Acomodo entre sus posesiones su pasaporte junto con el de las niñas, iban a salir todos juntos como una gran familia, eso le gustaba, esa sensación era realmente genial. –Si, creo que ellas también están igual que nosotras y necesitan salir un poco y disfrutar junto con nosotros, sabemos que ellas perciben nuestro sentir y creo que tu humor ha cambiado mucho porque, mira la carita de Zaria, está muy emocionada –

Ya en el aeropuerto podía observar en ella misma la emoción que sentía por emprender aquel viaje, no se comparaba al que habían hecho a Texas, iban a ver a su familia y pasar un tiempo con sus padres, lo que fue genial porque el padre de Anna adoro a Balthasar y su madre… no tanto, sospechaba de las intenciones de él. Pero aquel viaje no era para visitar a ningún familiar, era un viaje solo para ellos, aclarar su mente, pero sobre todo para que Baltho se animara. Anna toma la botella de agua y sonríe –bien, lo repito por mi parte no organizare nada y sin duda, creo que las cosas no planeadas son bastante buenas entre nosotros, mira cómo ha resultado todo esto – y se refería a su relación.

Mientras tomaban un Uber, quien los llevaba al aeropuerto, no pudo evitar pensar en todo lo que había pasado hasta el actual “ahora”. Tampoco podía negar, la realidad de que él mismo había cambiado hasta dejar su humanidad… aquello que lo caracterizaba como él mismo. Anna tenía razón en una cosa, aquel viaje no solo era una necesidad, sino también era justo lo que tenía que vivir, para así comenzar a pensar que haría con su vida, para tomar las decisiones que estaba posponiendo por tanto tiempo.

Una vez en el aeropuerto, comprobó que tanto Zaria como Goldie estuvieran bien, antes de soltar una risa al escuchar a su morena, y quizás fuera el propio cambio, o lo que había estado pensando. Pero sujeto la mano de Anna, la hizo dar una vuelta hasta que tiro de ella contra su pecho, meciendo su cuerpo suavemente.- En ese sentido, la que tiene el crédito eres tú.- Señalo, rodando sus ojos y medio sonriendo.- Fuiste tú la obstinada, que todos los días me escribía por Twitter, tanto como los buenos días, como las buenas noches.- Entonces se detuvo, alzando su diestra, acomodo un mechón de cabello de la morena.- sigo pensando… si realmente a sido lo mejor o no.- Dijo sincero, mirando sus orbes.- Pero aunque sea egoísta de mi parte, no lo cambiaría, te quiero conmigo.- se inclinó, besando suavemente sus labios y sonrió ampliamente.- Aunque dudo que si ahora decidiera estar solo, me dejarías, después de todo ahí llegaste al hotel a buscarme- y una risa broto de sus labios, negando lentamente.

Y aunque estuvieran esperando, todo aquello quedo atrás, porque el llamado a abordar su vuelo comenzó. Balthasar se encargó de llevar las cosas, así mismo como a Zaria y Goldie, jamás las dejaría en la zona de equipaje, por algo habían traído sus papeles, y pagado por los asientos de lujo. Como fuera, ambas caminaron tranquilamente, como las damas que eran, una vez en el avión, las acomodo a ambas, y suspiro, suspiro al sentir como un pecho en su peso desaparecía, como ahora únicamente debía centrarse en el ahora y decir adiós a Miami por aquel fin de semana, se sentó a un lado de la morena sujetando su mano.- Ahora sí, hora de iniciar nuestras pequeñas vacaciones.- exclamo, medio sonriendo, porque sin lugar a dudas, se iban a divertir.

Anna acostumbraba a hacer muchas cosas sin pensar, sabia que las consecuencias llegaban en su momento, pero ahora mismo había meditado un poco el asunto y había dejado en su otra vida aquella forma de actuar, además no estaba sola y estaba apoyando a Balthasar en lo que quería hacer y no quería dejarlo solo, así que aquel viaje de improviso, era lo mejor para él. Lo notaba un tanto meditabundo y en ocasiones con la mirada perdida pero sabia que estaba re pensando toda la situación y esperaba de todo corazón que aquel viaje le diera la claridad necesaria para que tomara una decisión que le haría bien a el y solamente a él.

Ya en el aeropuerto y en camino a su vuelo, se ve detenida por una fuerza externa, ese movimiento que había hecho le hizo prácticamente quedar enredada en su brazo y con su mano sobre su pecho, alza su rostro mirando los ojos de Balthasar, niega con la cabeza pues se niega a darse tanta importancia a aquello. –pero viene de ti, así que dejémoslo como que es un trabajo en equipo ¿está bien? – estira su cuerpo para darle un beso en los labios de manera rápida. –bueno, de alguna manera tenía que hacerme presente en tu vida y creo que lo logre, cada vez me queda más claro que puedo ser bastante obstinada – arruga su nariz de manera tierna y se queda mirándole sonriente.

– y yo te quiero conmigo y no cambiaria nada de lo que hemos vivido juntos, soy feliz a tu lado así que deja de pensar si las cosas debían ser de otra manera o no, solo nos queda disfrutar lo que tenemos hoy y ahora y no importa quienes fuimos en un pasado – le dice después de recibir el beso que el le brinda. – No te dejare y ambos lo sabemos – su seguridad era bastante grande y ella estaba consciente de muchas cosas de la vida de el y no le importaba porque lo amaba.

Subieron al avión y tomaron sus asientos, se acomodo a su lado sin dejar de sonreír, entrelazo sus dedos con los de él y volvió a regalarle una sonrisa – cada día a tu lado me haces sentir la mujer más feliz del mundo y me encanta poder compartir cada segundo de mi vida, este viaje va a ser esclarecedor para ti y para mí, será tenerte solo para mí y no compartirte más que con las niñas. –

Lo recordaba, sí, como un sueño… un dulce sueño que se había transformado en la pesadilla viviente, en lo que había iniciado con un cambio rotundo en su vida. Porque eso era precisamente, su vida, ahora… lo era. Una sonrisa se expandió por los labios del ruso, no era la misma situación, pero aunque su vida no pudo ser del todo sencilla, aun cuando tuvo que tomar decisiones que cambiaron el curso de su propia historia, ahora estaba en un punto en que debía tomar una decisión, en donde debía enfrentar lo que iba a venir… y abrazar la libertad de decisión.

Lambda Iota… La fraternidad que había llegado, la fraternidad en la cual había aprendido a trabajar en equipo, a confiar, a encontrar un grupo de personas que hasta ahora, eran partes importantes… sus mejores amigos, casi hermanos. Pero que a su vez, la alianza con Sigma, también quizás había influido, en que por muy irónico que fuera, las dos mujeres más importantes de su vida… hayan pertenecido a la misma fraternidad.

Sí, un viaje que podía contar como un escape, o incluso la forma más inmediata de resguardar a quienes les importaban, de su propia Ira. Y es que no lo podía negar, que el apoyo de aquella morena era impagable, la capacidad de aceptar acompañarle, aunque fuera un impulso, sí, porque mientras la miraba dormir un momento, mientras Goldie estaba acurrucada en sus brazos y Zaria tumbada a sus pies… se sentía contrariado, la luz de Anna en su vida, la sonrisa que le regalaba… todo aquello que era importante para sí mismo, era a su vez un peligro para su propia oscuridad. Y quizás sin darse cuenta, esa fue la clave de todo, la sonrisa de la morena, la felicidad de sus pequeñas corriendo por las blancas arenas… él dejando atrás su propio dolor, y disfrutando aquellas vacaciones obligadas… como también, comprometiéndose aún más a su relación con Anna, sí, porque sin lugar a dudas, aunque fue un fin de semana únicamente para ellos dos, fueron los días necesarios para así aclarar sus pensamientos, centrar sus emociones y quedarse con la decisión de su propia resolución, hacerse a un lado era lo mejor para Lambda, como también seguir en la misma… porque, no estaba solo, tenía a las personas importantes a su lado, y eso, no lo cambiaría.

Anna lo único que quería era demostrarle a Balthasar que no estaba solo y aunque el mundo pareciera que estaba en su contra, se diera cuenta de que no era así, que la vida sonreía en otros aspectos y que cuando una puerta se cerraba, se abrían mas ventanas de las que uno podía ver, todo era cuestión de no encerrarse en su propia miseria, en su dolor o en su molestia y dejarse llevar por cosas que normalmente no lo haría. Aquel fin de semana seria decisivo para el ex líder de lambda y también para ellos, puesto que su relación subiría un peldaño más, se conocerían más puesto que no era una situación normal en la que se encontraban y ella solo quería demostrarle al ruso que no estaba solo y nunca lo iba a estar.

La morena sólo quería estar allí con el y disfrutar de aquellos dos días, si él quería hablar sobre la situación lo escucharía, si no, lo dejaría por la paz y se dedicaría a disfrutar de esos momentos junto con sus cachorras quienes se unían cada vez más. Anna no se había imaginado que al ir a Miami se iba a encontrar con alguien como él, con alguien que realmente le importara y que también demostrará esa misma importancia hacia ella. Si bien Anna jamás le había contado a Balthasar de su pasado, utilizó ese fin de semana para también darse a conocer un poco.

-¿Sabes? Gracias por aceptar venir conmigo.- Fueron las palabras que emergieron de sus labios, mientras el sol estaba sobre ellos, tanto Zaria como Goldie, refugiadas bajo la sombra de aquella sombrilla para el sol. El tumbado de espaldas sobre una toalla, mientras miraba la expresión de Anna, acariciando su mejilla.- No soy muy bueno con esto de soltar las cosas, toda mi vida tuve que tomar el control, para que las cosas funcionaran… incluso con mis hermanos.- expreso el ruso, ya mucho más centrado, mucho más tranquilo como para ver que aunque ya no tendría el peso de cuidar de los miembros de Lambda, ahora podrían venir muchas acciones hacia un futuro, que no estaba tan alejado de sus pensamientos.

-Respóndeme una cosa, ¿a final de cuentas fue o no cierto lo de la apuesta de invitarme a salir? Porque has sido muy empeñada hasta ahora.- dice ladeando una sonrisa en sus labios. Luz, la calidez del sol, eso era precisamente Anna para él, aquella fémina que con su sola presencia espantaba las sombras, que se formaban a su alrededor. ¿Pero realmente podría cruzar esa línea? ¿Realmente podría volver… a pensar que la seguridad estaba si se mantenía en un punto neutro?. Luz y oscuridad, claramente era una mezcla obligada de ambos.- Tengo un Gemelo, si no lo había mencionado antes, su nombre es Sergei, y sí, yo soy el mayor centrado de los dos… mientras que él, bueno, tenía que protegerle de sus propias consecuencias.- Ya era momento de hablar un poco de esos detalles, que podrían marcar aquel futuro entre ambos… y para eso, tendría que comenzar él mismo con aquellos detalles.

No tenia porque agradecer nada ya que lo hacía de todo corazón y porque se preocupaba por él. Podía ver su rostro mucho mas relajado que como lo había encontrado y sus palabras le resultaban mucho mas elocuentes, la mano de la morena acariciaba su rostro y sonreía de manera grande mientras él estaba allí a su lado, abriéndose con ella. Suelta una pequeña sonrisa cuando la lanza aquella pregunta, niega con la cabeza, se acomoda mejor en aquel lugar y busca la mirada de Balto. –¿Aun sigues pensando en ello? –No le sorprendía para nada que aun se preguntara aquello pues fue su primer encuentro, un sábado lambda donde había retos y a la morena se le había ocurrido invitarle a cenar.

–No, no fue un reto, lo hice porque en verdad me causabas curiosidad, me intrigabas no se porque hablo en pasado porque aún sigo sintiendo lo mismo, me causas curiosidad, me intrigas y me encantas – hablaba con seguridad y con una sonrisa de oreja a oreja, dejo que el continuara con aquella charla y alza sus cejas un tanto sorprendida. –realmente me sorprende el que tengas un gemelo, lo que si me imaginaba era eso, que siempre has sido el que se ocupa y preocupa por los demás y el que tiene que limpiar los desastres de otros, pero creo que ahora, estas en el momento perfecto para preocuparte solo por ti y tal vez… un poco por mi ¿no crees? –
Le gustaba cómo es que el comenzaba a abrirse y sentía que ella debía hacer algo similar, contarle algo mas de ella. –

Yo tuve que madurar antes de tiempo y viví siempre bajo el reflector, mi madre siempre parecía una chiquilla y yo la madura y aprendí que tenía que cuidar más de ella y tener todo en orden, creo que por eso también soy como soy y trato de que todo se haga como debería de ser –

Comienzos que podían resultar mucho más oscuros de lo que alguna vez imagino, principios que iban cruzando ambos caminos, y quizás el término de un ciclo, que bien como podía ser expuesto, era el termino para un camino compartido. Soltó una pequeña carcajada, sacudiendo su rostro en una negación, dejando así que sus ojos buscaran los contrarios, sonriendo burlón.- Quizás debí poner más negación, para que así tuvieras que esforzarte aún más.- dice completamente tranquilo ante aquella idea, pero lo que había sido de un principio, no podía volver a ser cambiado, ya fuera por el motivo que fuera… ahora allí se encontraban, escuchándola con atención.

-En eso tienes razón, por mucho tiempo me dedique a proteger a mi gemelo, a velar por los intereses de alguien más, antes que tomar el control de mi propia vida… Y aun ahora, sigo siendo arrastrado por las decisiones de mi padre.- confeso casi sin darse cuenta, sacudió su rostro, girándose un poco para ponerse de costado, observando a la morena y riéndose.- Tengo que dar gracias por eso, esa manera tuya de aun luchar por tener el control conmigo, es realmente encantadora… también me causas demasiado interés conocerte aún más, Anna.- Y en esos aspecto, ella tenía razón, solamente debía enfocar su atención en otras cosas, ahora todo lo que necesitaba era estar en aquel aislamiento, dejando que las manillas del tiempo tomaran los caminos que ambos decidieron recorrer, por eso es que se acercó a ella para poder besarla con suavidad.- Espero que también cuides de mi.- Medio sonrió sobre sus labios, antes de besarla con profundidad.

–¿Debí esforzarme más? – pregunta sonriendo y mostrando como si estuviera ofendida ante aquel comentario. –La verdad no me la pusiste fácil, estuve prácticamente enviando fotos todos los días para no dar una oportunidad a que me olvidaras o de lo que te perdías – no podía dejar de reír al recordar aquellas fotos que le enviaba a diario y como es que lograba mantener su atención en ella. –Además que la primera vez que te hable no me creíste para nada que fue solo una idea mía el invitarte a salir – se acerco a besar sus labios de manera corta y rápida. –así que, si pensabas ponérmela más difícil, igual no te hubiera dejado pasar tan fácilmente –

Dejo sus manos en el rostro de Balthasar mientras le escuchaba y ella también hablaba –Tienes que tomar un rumbo diferente y ver por ti – adoraba que fuera así, que siempre fuera defensor y protector tanto con su familia y los lobos, inclusive con ella. – y tengo muchas cosas más lindas que solo pelear contigo por el control, pero si es muy divertido esto – aprieta un poco sus mejillas para después darle otro beso.

–Claro que voy a cuidar de ti, siempre en todo momento – y no se lo estaba prometiendo, lo sentía desde el fondo de su corazón. –Eres muy importante para mí y has logrado meterte en mi cabeza y en mi corazón de una manera impresionante que me aterra – confeso y retomo aquello que había escuchado antes en ese momento. –solo… ¿Por qué dices que aun arrastras los problemas de tu padre? Casi nunca hablas de ellos –

“No importa donde este, siempre te llevare conmigo”… aquellas palabras, su voz resonó en su cabeza, como si se tratase de un recordatorio, de cómo había llegado a todo eso… como las cosas habían cambiado, y él mismo se había cerrado a cualquier tipo de contacto, que no fuera con sus hermanos de fraternidad. Negó lentamente al sentir el apretón en sus mejillas, ni que fuera un crió que se le llamaba la atención a una cosa que dijo, por eso cuando la escucho sus orbes color avellana se quedaron fijas en el rostro contrario, en aquella reacción… en el leve rubor en sus mejillas, alzando su mano para con su pulgar delinear su labio inferior.

-No sientas temor, no estando conmigo, porque lo mismo que estás viviendo me sucede a mi.- hablo de manera sincera, colocando en orden sus pensamientos, mientras dejaba escapar un suspiro de sus labios.- No tengo una muy buena relación con mis hermanos, Vladimir es el menor… le abandone cuando aleje a mi gemelo de mi padre, Pietro Kónev.- confeso, esbozando quizás una leve sonrisa en sus labios.- Igor es el mayor, por personalidad nunca nos llevamos bien, y antes de irme a vivir a Inglaterra con mi gemelo, Igor hizo su vida en otro país también alejándose de él.- Bajo su mano, moviéndose un poco.- Quizás en algún momento puedas conocerlos, Vladimir tiene una hija, Mila, por lo que me han demostrado es tan caprichosa como él, pero a su vez tan adorable… no se lo dije, jamás, pero ella se parece a él de pequeño… siempre corriendo detrás de nosotros, incluso buscando siempre ser consentido y mimado…- confeso, quizás hablar no fuera el problema, quizás fuera… que el pasado es pasado, cuando la realidad estaba más distorsionada de lo que alguna vez imagino que podrían estar.