AL GATO Y AL RATÓN || PRIVADO // Eider*Oz

Oziel Osborne escribió:

Al gato y al ratón

AKP Avery & Eider perdida en el tiempo

Nos conocimos en nuestro cumpleaños. Sí, suena raro, pero es la verdad. Primero en el suyo y luego en el mío. Extraña forma de celebrarnos pero, hay que admitirlo, demasiado satisfactoria. No pensé, desde luego, que tras esas dos noches tuviéramos algo cercano a una amistad. No me pasaba con frecuencia que las chicas que conocía de esa manera tuvieran una mente tan abierta como para continuar sin esa necesidad patológica de fastidiarme la existencia. Avery, para mi gloria, lo hizo. Así, terminé en su habitación porque, básicamente, me parecía sumamente divertida la idea de estar ahí de polizón. Piénsenlo, era como volver a la adolescencia o a la universidad donde debías escapar semi desnudo por la ventana a la primera de cambio para que no los descubrieran. Eso pero, claro, potenciado porque no se trataba solamente de un padre y una madre que cuidaban a la castaña; sino de una casa llena de mujeres astutas llenas de sospechas.

Para compensar mi presencia, claro, contribuía de determinadas maneras. La mayoría de ellas las disfrutaba más Avery, pero en lo que respecta a la comida, estaba volviendo millonario a UberEats cada que pasaba mi tarjeta. El trabajo no faltaba por lo que tampoco el flujo de dinero, así que las chicas podían sentirse contentas al respecto. Y, ya saben, siempre como chiste privado, además de lo que sea que fueran a pedir ellas, ordenaba unos rollos de sushi.

Así, ese día estaba transcurriendo como los anteriores, en relativa y agradable calma. Luego de tomar una ducha clandestina en la madrugada, cuando había menos probabilidad de que alguien me viera, había matado el resto del tiempo con Avery. Lo cierto es que la chica, más allá de ser hermosa, era muy divertida. Nos pasábamos el tiempo riéndonos, ocultos tras la música que ella hacía sonar con frecuencia para ocultar nuestras carcajadas, o en su defecto, otro tipo de sonidos... Volviendo a ese día, ahí tumbado sobre la cama, picando un poco los restos de la comida, le sonreí amplio ante sus palabras.

-Pensé que habíamos acordado el rosal. Soy muy grande para pasar por el inodoro -le solté de vuelta y bebí un poco más de mi té helado -No me aburro ni un poco. Garantizado. De hecho, me salvaste de tener que estar soportando a los cuidadores de mi casa -lo que era un fastidio por sí mismo. Mejor estar ahí con esa chica hermosa y divertida que soportando el equipo de contingencia que el gobernador Osborne había enviado desde la gran Manzana para que yo dejara de lado las líneas blancas.

J. Eider Jink escribió:

al gato y al ratón .

AVERY y Ozielakp 00.00

La cuarentena tenía a Eider de aquí para allá dentro de la mansión. Todo el día molestaba a las chicas para evitar que salieran o, incluso, que invitaran a cualquier persona debido a las indicaciones que les habían dado y es que si en algo era buena la rubia, era en seguir indicaciones y recomendaciones. Por más aburrida que estuviera, buscaba siempre algo para hacer y aquel día su objetivo eran los guardarropas de sus hermanas alpha.

Ya lo había advertido, pero tampoco tocaría las habitaciones de quienes habían dicho que no. Así que ahí estaba Eider, con una enorme bandeja repleta de golosinas, rumbo a la habitación de Avery. Saludó a las chicas con las que se encontró y a algunas les compartió de sus dulces antes de llegar a la puerta. Con una sonrisa se plantó frente a la puerta y llamó un par de veces, respetando siempre la privacidad de la chica.

—Avy soy yo, te he traído algunos dulces.— Comentó elevando apenas la voz para que su amiga le escuchara. —Y vengo por tu ropa también.— Añadió, balanceándose sobre sus talones y se llevó un caramelo a la boca mientras esperaba que la puerta se abriera para ella.

VAC

OZ escribió:AL GATO Y AL RATÓN
AKP AVERY & EIDER PERDIDA EN EL TIEMPO

Pese a todo, pude imaginármelo y me vi obligado a tomar una almohada y taparme la cara con ella. Claro que podía imaginarla en pijamas, intentando arrastrarme hacia la ventana y luego dejándome caer sobre el rosal. Eso sería el colmo de la ironía, no tener ni siquiera dónde enterrarme. Encima, ella tan bajita como era intentando llevar mi cuerpo (que no soy un giante, pero sin duda soy más alto que Avery) por el cuarto. Negué con la cabeza e intenté guardar la compostura, en pleno día seguro alguien podría descubrirnos.

-Nos has salvado y estamos agradecidos -le dije como respuesta. Quizá jamás podría llegar a ser alguien serio en realidad, pero lo cierto es que ella me había salvado de un cautiverio asqueroso con mi sirvienta, el chofer y la loca amiga de mi hermano a quien habían enviado para asegurarse que yo me comportara. Pobre loca, estaba fracasando en grande ya que era un hecho que ni siquiera sabía dónde mierda estaba yo. Volviendo a la chica que tenía enfrente, sonreí amplio y le guiñé un ojo -En agradecimiento puedo jugar a lo que quieras contigo. Hasta al Twister. Y mira que no soy flexible -claro que suprimí mi idea de un twister de prendas. El que perdiera, terminaría desnudo. Igual, ella no necesitaba quitarse todo para ponerme mal. La recorrí con la mirada de forma descarada. Todavía no sabía de qué rayos iba eso de la basurita pero sonaba divertido. Entonces Avery se me acercó y yo hice otro tanto, deseando que fuera hora de jugar. Eso hasta que ambos escuchamos la puerta. Me quedé paralizado sobre la cama unos segundos antes de escuchar a la castaña renegar respecto a que alguien iba a ir a su habitación- Carajo -maldije por lo bajo, moviéndome sobre un costado para comenzar a recoger el desastre de comida y ropa que teníamos. ¿Qué puedo decir? Cuando uno tiene sexo no piensa precisamente en doblar su ropa previo a la situación. Terminé con eso y, así como estaba, me quedé de pie en mitad de la habitación. ¿Dónde mierda podía meterme? Avery me tomó del brazo y comenzó a jarlarme por el lugar, intentando planear qué sitio usar como escondite. La verdad es que yo no tenía idea real de qué rayos hacer. La situación era rara y bizarra. No sentía que debiera esconderme de una chica que probablemente era de mi edad pero, a la vez, sabía que debía hacerlo. Fue extraño -Pues..., si planean hacer cosas sucias, puedo meterme debajo de la cama -sí, bromeo y digo idioteces cuando estoy nervioso. En ese momento lo estaba y una sonrisa idiota se dibujó en mi rostro mientras murmuraba esas palabras. Pero, ¡hey!, no era tan mala idea -De hecho, sí podría meterme debajo de la cama. Me esconderé tras los 900000 zapatos que tienes aquí -comencé a empujar algunos de ellos hacia debajo de la cama para que me entendiera. Así, si la chica que estaba afuera se asomaba, no me vería... o eso esperaba. Al final, metí mi ropa bajo la cama y me acerqué a la chica para besarla lentamente, colando mi lengua en su boca antes de meterme bajo la cama con una sonrisa traviesa. Lo sentía por ella, pero para mí, eso estaba siendo divertido.

J. Eider Jink escribió:

Al gato y al ratón.

Avery y Oziel. akp. 00.00.

Eider sospechaba que algo iba mal en esa habitación, su instinto se lo decía y es que tantas veces había descubierto a las amigas de su hermano ocultándose que ya se esperaba siempre lo peor y quizá aquello era solo su loca cabecita formando teorías, pero ella lo descubriría. Tampoco es que fuera una situación muy grave, simplemente la rubia tenía curiosidad y, por sobretodo, quería saber porqué Avery no les tenía confianza suficiente para hablar sobre lo que sea que le estuviera sucediendo. Quizá no tenía un chico oculto en la habitación y tan solo se sentía realmente afectada por el aislamiento; o quizá sí había un chico y obtendrían de aquello una divertida situación qué contar después.

A sus dieciocho años, Eider se sentía como una mamá o un espía, pero de películas, estaba ansiosa por buscar pistas dentro de la habitación de su compañera. —Avy anda, estoy segura de que no hay nada diferente entre tu cuerpo y el mío…— se quedó en silencio medio segundo, el tiempo suficiente para que su neurona trabajara. —venga sí, que tus pechos son mucho más grandes que los míos, pero tampoco es raro.— Bufó, recargando su peso sobre la pared al lado de la puerta y se llevó una nueva golosina a la boca.

—Venga, yo te ayudo a recoger tus cosas, solo me tomará un momento tomar lo que necesito.— Falso, Eider podría pasarse el día completo ahí, pero necesitaba que le abrieran la puerta pronto.

VAC

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AKP AVERY & EIDER PERDIDA EN EL TIEMPO

Podía imaginármelo y amaba la idea. Claro que sí, jugar twister de prendas y terminar perdiendo algunas no sería una molestia si ella comenzaba en lencería. Estaba definitivamente cautivado por la idea..., y por la chica. Era la mejor manera de llegar a Miami, buscar alguien como Avery, con quien pudiera estar bien y, qué mejor, estar cuanto quisiera de forma orgánica. Nada de presiones, nada de fastidiarnos mutuamente. La chica comenzaba a gustarme y no hablo únicamente en el sentido físico. Encima, esos días con ella habían servido para reconocer que la muchacha era inteligente. Pero bueno, no era el tema, menos aún cuando abrí la boca para responderle cuando me dijo que podía ser flexible por ambos, ya que lo que siguió no me lo esperaba para nada.

Mi primera reacción fue entrar en pánico. No quería fastidiar a la morena y meterla en problemas ni mucho menos. Todo lo contrario. Lo que deseaba era que las cosa se dieran de buena manera. Fue por eso que en serio busqué una opción para salir de ese lío y no meter a Avery en más. Claro que la seriedad no es lo mío por lo que comencé a soltar chistes. Encima, la chica al otro lado de la puerta comenzó a decir algo de los enormes senos de mi acompañante. Me reí, agitando los hombros en un intento de que no me escucharan afuera y contener el sonido. Dudaba que en toda esa casa hubiera alguien con las medidas de Avery. Dudaba que la hubiera en todo Miami. Igual, mientras me metía bajo la cama, murmuré.

-No me molestaría tenerte en mi cama..., casa, quiero decir -claro que Agnes, mi ama de llaves y cuidadora, no estaría para nada contenta. Se suponía que el senador y su esposa la habían enviado para que me contuviera aunque fuera un poco de estar llevando mujeres a la casa. Pobres ilusos. Así, me metí por completo debajo de la cama, intentando ocultarme en la medida de lo imposible detrás de algunas cajas de zapatos que Avery tenía ahí, procurando hacer, en silencio, una especie de muralla que me escondiera de la mirada curiosa de la muchacha al otro lado de la puerta. Aunque, lo reconozco, me comía la curiosidad por verla. ¿Es que las fraternidades eran como en las películas? Yo jamás había estado en una. Quizá las chicas si iban desnudas por la casa y esas cosas.

J. Eider Jink escribió:

al gato y al ratón.

Avy y Ozielakp 00.00

Frustrada, soltó un pesado suspiro. No había gran cosa con qué distraerse y a pesar de que sólo habían pasado unos pocos minutos, Eider ya se sentía aburrida. Dentro de la habitación se escuchaba mucho movimiento y aunque la rubia no alcanzaba a interpretar todo, sabía que tendría razón.

Ya comenzaba a notarse el vacío en la bandeja de dulces cuando escuchó que la puerta se abría y casi suelta un gritito de alegría. —¡Ya era hora!— Espetó con entusiasmo, pero al ver que no abría del todo la puerta, frunció el ceño. —Por favor Avy, ya déjame entrar. No criticaré nada.— Hizo un puchero, pero poco le faltaba para echarse a llorar, ya que su compañera estaba por arruinar sus planes.
Dio un pequeño empujoncito a la puerta, acercándole los dulces con la única intención de que aquello terminara por convencer a la alpha para dejarla entrar.

VAC

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AKP AVERY & EIDER PERDIDA EN EL TIEMPO

Ahí tumbado boca abajo, intentando ocultar mi altura detrás de cajas de zapatos, tenía un montón de ganas de echarme a reír. La situación por sí misma era prácticamente ridícula. Quiero decir, en mi mente se reproducían cientos de escenas respecto a la idea. Sobre todo de los "Dukes of Hazard" en la versión con Jonnhy Knoxville. Podía imaginarme a la chica, a quien no había visto, la líder de la fraternidad, apuntándome con una escopeta mientras yo salía por la ventana con los pantalones en las rodillas. Lo gracioso es que estaba ahí tumbado, en short y sin playera. Técnicamente mis pantalones estaban en su sitio.

Aunque también existía otra posibilidad de imagen dentro de mi mente y era esa la que me causaba más gracia. Yo conocía perfecto el cuerpo de Avery y, pese a que sólo veía los talones de la invitada, podía darme una idea de cómo era por el sonido de su voz. Así, me imaginaba esta escena de la misma película donde los primos Duke abren la puerta de los dormitorios de la universidad y se topan con chicas desnudas (o semi desnudas) jugando a las peleas de almohadas. El paraíso en una escena. Claro que, de pensarlo demasiado, iba a dejar de ser divertida para tornarse en otra cosa. Tuve que llevarme ambas manos a la boca para no echarme a reír.

Podía imaginarme perfectamente a la morena intentando justificar nuestro desorden, mismo que reconozco mayoritariamente como mío. No estoy acostumbrado a hacer la limpieza, sino a que siempre la gente lo haga por mí, de manera que había invadido su dormitorio y hecho de él un desastre. Había ropa por todos lados, zapatos, y nuestros refractarios de comida más recientes. Vamos, tampoco soy un cerdo y todas las noches, mientras las chicas dormían, yo me encargaba perfectamente de limpiar ese asunto. Puedo tolerar lo que sea, excepto sobras de comida con más de unas horas de vida. Como sea, el gusano de la curiosidad comenzó a picarme y, en cuestión de nada, caería en la tentación de mirar por el borde de la cama. Quería saber cómo era la desconocida y así ampliar el repertorio de ideas en mi cabeza. Lo sé, soy el peor.

J. Eider Jink escribió:

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Avy y Ozielakp. 00.00

Finalmente terminó por escabullirse dentro de la habitación y no pudo evitar hacer un rápido escaneo al lugar, buscando cualquier cosa que pudiera responder a sus miles de preguntas. Claramente, el lugar era un desastre, pero como dijo, no iba a criticarle eso, se limitaría a buscar las prendas que le sirvieran más. —No hay problema, que solo estaré aquí unos minutos.— Le sonrió y terminó de adentrarse, casi de puntillas para evitar tocar cualquier cosa.

—Me gusta elegir a mi las prendas, voy haciéndome una idea y todo eso.— Comentó ya abriendo las puertas del armario para iniciar su selección. —La ropa no es para mi, te la voy a regresar en unos días.— Tomó un par de vestidos y faldas, dándose la vuelta para ir colocando todo con cuidado sobre la cama; los colores eran lindos, pero sin duda podría hacerles mejoras y en su cabeza ya había comenzado a hacerlos.

Tras unos instantes, volvió al armario para hacer otra pequeña selección. —Creo que una vez la cuarentena termine, necesitaremos que alguien venga a hacer la limpieza, no eres la única con una habitación así.— Buscaba iniciar una conversación para amenizar el ambiente

VAC